sábado, 18 de septiembre de 2010

Crónica de una lluvia

No llueve... me encuentro recostada degustando las delicias de estos días, descansando en mi talamo, mientras el cielo a ojos vistos planea una tormenta, pero aún, no llueve...
El viento comienza a silbar con fuerza, primero es como un lamento, un dulce lamento que araña la ventana, que lame la cornisa del balcón, pero luego, se transforma en exigencia, en grito, más aún, no llueve...
La exigencia me ha hecho abandonar el lecho, sin voluntad me acerco a la ventana a observar un espectaculo surrealista de desperdicios que danzan una danza antigua como el tiempo mismo, una danza de marionetas cuyo titiritero es el viento, cada vez más fuerte, pero aún, no llueve...
Continuo en la ventana, dejo vagar mi mente por los recuerdos y al llegar a ti, me detengo con deleite, me pierdo en la dulzura del recuerdo y en ese momento, justo al pensarte, es cuando las gotas de lluvia comienzan a caer pesada y pausadamente al principio, con la calma de un requien para luego de un rápido y violento crescendo, se llene de fuerza, de pasión, como amante despechada...
Me embeleso en la ventana, el concierto continua, la furia del viento recrudece, la danza sigue y yo, recuperada mi voluntad, solo deseo que escampe, que el espectaculo termine, para poder verte, una vez más...

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