lunes, 16 de mayo de 2011

CUENTO CORTO

El tiempo ha pasado, de a poco,las piedras son cada vez más viejas y las calles a pesar de eso las mismas, siguen los mismos escaparates y los maniquis que caminan, automatas que trabajan al ritmo de un metronomo cuando deberian vivir, en medio de esos seres camina un alma milenaria, se mueve,entre la uniformidad del gris, él es azul, entre la masa, se distingue claramente: fuego en sus ojos color verde mar,camina tropezando con los insensibles, no entiende.
-Por qué no me ven se pregunta?
-Qué hago yo aquí?
El eco de su voz,rebota en las paredes y regresa a sus oidos, unicos capaces de escuchar, el plástico no recibe ni conoce de voces,de preguntas, el plástico no sabe más que responder si señor a un automata más poderoso que él, más grande que él, uno al que le dicen jefe. Y el ser único sigue andando, pocos cambios, menos entes alrededor, menos ruido ambiental, más ruido mental, las preguntas se multiplican, quiere decir algo, preguntar, hablar, ser escuchado, intenta detener a alguien y, contrario a los pronósticos, lo consigue, pero cuando pregunta la respuesta es lo obvio:
-Vas contra la corriente, tienes que ir para aca,ven te muestro, así es como se hace
por un minuto sigue la corriente se deja atrapar por la voragine, pero se da cuenta que no es ese su lugar,tiene que seguir, el horizonte se extiende y tiene tanto para decir, esos seres grises no son para él, hay tanta vida fuera de los imperios del cristal, tanto calor, tanto color. Debe seguir su camino, el dificil, el que sigue el salmón, corriente arriba, muy solo eso es seguro, pero quién sabe, algo dentro de él le dice que su alma no puede ser la única en el mundo, que debe haber algunos más con fuego en los ojos y se dirige hacia el horizonte, sigue tropezando con los maniquis sin alma... ya no gasta energía en ellos solo piensa en el infinito
ese es su destino...