domingo, 15 de enero de 2012

DANZA

"...que bailar es soñar con los pies..." dice Sabina y yo lo creo firmemente, esta última tarde juntos, fumando junto a la ventana mientras me observabas en silencio quise pedirte que bailaras conmigo, tanto quedó sin hacer que podías haberme dado ese gusto: bailar, bailar con la torpeza de tímidos adolescentes que poco a poco van reconociendo, reconociéndose, en el hermoso ritual de la danza, pero no lo hice, me uní a ti, me recosté a tu lado maridablemente y coloqué sobre tu pecho mi cabeza, hilos invisibles se entrelazaron, nuestras almas comenzaron una danza eterna mientras, de manera casi imperceptible, tus labios buscaban los míos y yo trataba, con pocas ganas claro, de evitar ese contacto, la risa loca, los cuerpos enlazados, ese no en que ambos reconocemos el sí. La danza, finalmente se desencadena, nos entregamos a ella con fruición y dulzura, nos damos al otro como si fuera la última vez, y así fue...