Me he quedado sin preguntas, por temor a las respuestas...
Me he quedado sin pecado, por negarme a arriesgarme...
Me he quedado sin rutina, por armar una distinta...
Me he quedado sin aliento, por gritar tu nombre al viento...
De todo esto lo que más lastima, no es la voz ni la rutina, el pecado o el temor, sino que me quedaste debiendo 3 deseos, 2 cafés, 1 visita, pero sobretodo, una canción
domingo, 17 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario